Sunday, March 18, 2007

Hijo


Mas del taller... un ejercicio en particular muy bonito. Lo que se puede crear a partir de una cajita de fosforos y un juquete.


El cuarto parecía una cajita de fósforos: Un montón de lo mismo, algo apretado pero sin nada más con que llenarlo. Cada cosa puesta en un desorden místico cuyo frágil equilibrio se rompía cada vez que hacia la limpieza y que sin embargo, después de estos rituales de escrupulosa pulcritud retornaba a su anterior estado, no en un intento de saboteo a su extenuante trabajo, si no en un secreto deseo de aferrarse a un pasado más cómodo. Todo este trajín de muebles de bebe yendo y viniendo de una esquina a otra, de pertenencias en desuso de una criatura que iba creciendo más rápido de lo que preferiría su instinto de madre aplacaban su vanidad de hembra recién parida, de diosa de la vida antes tan alabada y ahora puesta en segundo plano por el fruto de su divinidad. Se le iban tardes enteras doblando la ropita del niño en perfectos pliegues, organizándola alfabéticamente por colores algunas veces y otras por tallas o materiales, parámetros que variaban de acuerdo a su estado de animo o a cuanto deseaba esconderse del mundo alrededor.

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